Antes que nada es necesario que se tenga en cuenta que las generalizaciones de las que se hablan en este texto parten no solo de mi propia experiencia, sino también del supuesto de que todos los grados en Educación Primaria impartidos en las universidades públicas de España siguen la misma directriz o similar.
Primeramente, esta carrera universitaria se cursa a lo largo de 4 años, como la mayoría de grados. Su primer año se caracteriza por la enorme aportación de contenidos, datos e información que te servirá de poco o nada de cara a la práctica docente. Los dos siguientes años contienen la parte más "interesante" del grado, es decir, se empiezan a estudiar las asignaturas de didácticas. El problema de estas materias es que todo lo que imparten sigue una línea tradicional que no funciona en absoluto y nos lleva a la situación educativa en la que nos encontramos o, por el contrario, a veces proponen actividades que son totalmente inviables de llevar a cabo en un aula por problemas como la alta cantidad de alumnos por clase o carencia de materiales y recursos de todo tipo. El último año es el de la "Mención", que consiste en un tipo de especialización sobre un ámbito específico (educación física, inglés, música, audición y lenguaje...).
No me desagrada del todo ese último año, la verdad que es cierto que yo, al menos, aprendí bastante sobre mi elección. El problema viene cuando una de las finalidades de este sistema de menciones es la realización de las oposiciones por dicha especialización, es decir, si yo la hice en educación física, lo más lógico para mí sería presentarme a las oposiciones por dicha rama educativa. La realidad al final es encontrarte con que las posibilidades de trabajar por aquello que elegiste (y que en teoría es lo que más te gusta) son bastante reducidas debido a la escasa cantidad de plazas, por lo que acabas opositando por ejemplo por inglés y, quizás, consiguiendo una plaza en un puesto que realmente no te hace disfrutar de tu profesión al máximo. Aunque esto es otro tema sobre el que se podría discutir.
Sí que me gustaría destacar la importantísima función que tiene la asignatura de prácticas escolares que se realiza a lo largo del 2º, 3er y 4º curso. Es el momento en el que de verdad te descubres como maestro, intuyes tu estilo y hallas si de verdad esta es o no tu profesión. Yo, por ejemplo, descubrí ahí mi pasión debido a la frustración que me provocaba el no poder hacer las cosas de una manera diferente a la tradicional.
Pasando a hablar sobre los problemas que detecto en esta carrera universitaria, empezaría sin duda mencionando la enorme inestabilidad política que provoca un cambio de ley educativa cada 4 años y que dificulta enormemente la adaptación a un mismo currículo y su mejora y evolución. Asimismo, uno de los más graves es el hecho de tener a profesores enseñando a enseñar cuando ellos no han sido maestros nunca anteriormente, es algo totalmente incongruente, seguramente sean profesionales de su materia, pero si no se han puesto delante de una clase de 30 niños alguna vez en su vida, personalmente, desconfío de que esas personas puedan de verdad transmitirme amor por su asignatura y la educación. Cualquier persona que haya estudiado Educación Primaria reconocerá sin dudarlo cuando uno de sus profesores de la carrera ha trabajado anteriormente con niños.
En definitiva, todo lo hasta aquí comentado, junto con la idea generalizada de que es una carrera fácil, junto con lo evidentemente ineficaz que resulta el sistema educativo, más el estereotipo social que tiene el maestro de persona que vive genial su vida porque trabaja poco, tiene muchas vacaciones y un sueldo alto y para toda la vida debido a su posición de funcionario, hacen que esta bonita profesión sea si no la que más, de las más infravaloradas de este país.
En mi opinión, y para cerrar este tema, pienso que esta carrera debería tener una prueba de acceso en la que se pudiese valorar si se tiene vocación o no, y los contenidos que se impartan en la misma deberían ir más focalizados a los supuestos prácticos, a la resolución de problemas, la gestión del aula, la innovación educativa y la psicología con todo lo que ésta abarca.
No me desagrada del todo ese último año, la verdad que es cierto que yo, al menos, aprendí bastante sobre mi elección. El problema viene cuando una de las finalidades de este sistema de menciones es la realización de las oposiciones por dicha especialización, es decir, si yo la hice en educación física, lo más lógico para mí sería presentarme a las oposiciones por dicha rama educativa. La realidad al final es encontrarte con que las posibilidades de trabajar por aquello que elegiste (y que en teoría es lo que más te gusta) son bastante reducidas debido a la escasa cantidad de plazas, por lo que acabas opositando por ejemplo por inglés y, quizás, consiguiendo una plaza en un puesto que realmente no te hace disfrutar de tu profesión al máximo. Aunque esto es otro tema sobre el que se podría discutir.
Sí que me gustaría destacar la importantísima función que tiene la asignatura de prácticas escolares que se realiza a lo largo del 2º, 3er y 4º curso. Es el momento en el que de verdad te descubres como maestro, intuyes tu estilo y hallas si de verdad esta es o no tu profesión. Yo, por ejemplo, descubrí ahí mi pasión debido a la frustración que me provocaba el no poder hacer las cosas de una manera diferente a la tradicional.
Pasando a hablar sobre los problemas que detecto en esta carrera universitaria, empezaría sin duda mencionando la enorme inestabilidad política que provoca un cambio de ley educativa cada 4 años y que dificulta enormemente la adaptación a un mismo currículo y su mejora y evolución. Asimismo, uno de los más graves es el hecho de tener a profesores enseñando a enseñar cuando ellos no han sido maestros nunca anteriormente, es algo totalmente incongruente, seguramente sean profesionales de su materia, pero si no se han puesto delante de una clase de 30 niños alguna vez en su vida, personalmente, desconfío de que esas personas puedan de verdad transmitirme amor por su asignatura y la educación. Cualquier persona que haya estudiado Educación Primaria reconocerá sin dudarlo cuando uno de sus profesores de la carrera ha trabajado anteriormente con niños.
En definitiva, todo lo hasta aquí comentado, junto con la idea generalizada de que es una carrera fácil, junto con lo evidentemente ineficaz que resulta el sistema educativo, más el estereotipo social que tiene el maestro de persona que vive genial su vida porque trabaja poco, tiene muchas vacaciones y un sueldo alto y para toda la vida debido a su posición de funcionario, hacen que esta bonita profesión sea si no la que más, de las más infravaloradas de este país.
En mi opinión, y para cerrar este tema, pienso que esta carrera debería tener una prueba de acceso en la que se pudiese valorar si se tiene vocación o no, y los contenidos que se impartan en la misma deberían ir más focalizados a los supuestos prácticos, a la resolución de problemas, la gestión del aula, la innovación educativa y la psicología con todo lo que ésta abarca.
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