¿Es sana la competitividad? ¿Debería educarse a ser competitivo? ¿Es beneficiosa en algún sentido, o más bien perjudicial?
Lo que está claro es que es un tema con bastante controversia, sobre el que mucha gente podrá opinar similar o estar en total desacuerdo, pero yo daré aquí mi visión sobre la competitividad.
Primeramente, vivimos en un mundo competitivo, en el que desde que empiezas a tener uso de razón, los números que te comparan con otros niños llegan a tu vida. La competitividad se vive no solo en las escuelas a la hora de ser calificado, sino también en la mayoría de hogares donde los niños son presionados para ser los mejores de la clase (o que sus hermanos, u otros familiares). Pero llega un punto de nuestras vidas en que la competición aparece por la puerta grande, es imposible ignorarla, y me refiero sin más a pruebas como la Selectividad donde compites con cientos de personas por entrar a estudiar lo que deseas, y luego, más tarde, seguimos compitiendo en las universidades y cuando salimos al mercado laboral por tener un mejor currículo.
Es innegable, vivimos en un mundo competitivo, por lo que pienso que la competición es necesaria en la educación. Lo que varía es la perspectiva que se le debería dar.
Imaginemos un deporte individual como es la natación. Yo fui nadador de competición durante mi adolescencia, recuerdo como en mis primeros meses mi motivación era superar a los demás, pero llegó un punto de mi carrera como deportista en el que entendí que ganar a los demás nadadores no era lo más importante, ni lo que me ayudaría a mejorar, la clave era evolucionar yo mismo, yo debía ser mi mejor referencia y autosuperarme.
Esto debemos trasladarlo al ámbito educativo, no se trata de ganar o perder, de ser mejor o peor que alguien, debemos entender y comprender que siempre habrá alguien mejor que nosotros en algo, pero no por ello debemos dejar de competir, eso sí, contra nosotros mismos. Porque de nada servía que yo me comparara con esas bestias de la piscina que llevaban 10 años entrenando y mejorándose a sí mismos, y de la misma forma, de nada sirve que te compares con ese niño de la clase al que, por alguna razón, se le dan mejor las matemáticas.
Céntrate en ti mismo, de nada sirve preocuparse por aquello que escapa a tu control.
Vale, no todo depende de uno mismo, de acuerdo, quizás esa otra persona tiene un mejor entrenador que le impone un entrenamiento más eficiente y una dieta más adaptada, pero eso al fin y al cabo, es lo de menos. Además... ¿depende eso de ti? Si das lo mejor de ti mismo en función de tus circunstancias, estarás evolucionando a mejor como persona y profesional.
¿Las comparaciones con terceros son odiosas?
Depende, si dicha comparación te motiva a mejorar tú mismo, es beneficiosa. Si, en cambio, te hace venirte abajo, deprimirte y sentirte inferior, necesitas una lección de autoestima.
¿Competitividad?
Sí, competitividad contra uno mismo, por la automejora. Luchando por alcanzar la mejor versión de TI MISMO, luchando por mejorar TU técnica de natación, TU forma física. Porque si algo depende de ti, siempre podrás mejorarlo.

0 comentarios:
Publicar un comentario