viernes, 28 de julio de 2017

¿Para qué me sirve aprender eso?

¿Cuántas veces hemos escuchado esta pregunta? Por parte de nuestros alumnos, hijos... E incluso nosotros mismos.
Profe, yo quiero ser futbolista, ¿por qué tengo que aprenderme esa fórmula matemática?
Y yo, que quiero ser médico, ¿para qué me servirá conocer la situación social de la Edad Antigua?

Entramos en terreno pantanoso al hablar de este tema, porque no se puede negar que a ese futbolista la fórmula matemática no le va a ser igual de útil que a un científico, del mismo modo que la historia  le servirá mucho más a un guía de museo que al médico. Además, como ya hemos comentado en posts anteriores de este blog, la información está al alcance de nuestra mano, por lo que si dicho médico, en algún momento de su vida se interesa por la situación social de la Edad Antigua, solo tendría que buscar los datos en cualquiera de sus dispositivos electrónicos. 

Por otro lado, no podemos desterrar de nuestro Currículum todos aquellos conocimientos "más complejos" de ciertas áreas porque no podemos olvidar que materias como las matemáticas (a un nivel medio/alto) desarrollan nuestro pensamiento lógico, sentido del orden y nos ayudan a ser más sistemáticos, así como la lengua y literatura nos aportan nivel cultural y capacidad de expresión tanto escrita como hablada, etc. Por lo que alcanzar cierto nivel en dichas áreas es, en parte, importante. A pesar de todo ello, sí que creo que se podría llegar a un equilibrio entre dejar de profundizar en una materia y seguir avanzando a mayor velocidad y con más facilidad en otras. 

Y es que lo más importante es entender que no todas las personas somos iguales, no todos aprendemos a sumar al mismo ritmo, ni a todos nos gusta escribir al mismo nivel. Hay personas que nacen con un cerebro más adaptado para realizar cálculos y resolver problemas, y otros aprenden a tocar un instrumento con sorprendente facilidad. Es por ello que pienso que se deberían impartir unos conocimientos mínimos considerados como necesarios para el desarrollo autónomo, entonces, llegará un punto en el que la misma dificultad del área sacará a relucir los problemas en nuestros alumnos por superarla, y, en ese punto, es cuando nos plantearíamos parar. A su vez, en otra/s área/s el avance se produciría rápido, con motivación y con aparente ausencia de dificultad, lo que significaría que hemos encontrado los puntos fuertes que debemos explotar.
A modo de resumen: la propia dificultad de las materias nos muestran cuando una persona es buena o mala en algo. En ese punto, al disminuir la velocidad/cantidad de información que se imparte sobre las materias que se dan mal, y aumentarla en las que se dan bien, se produce automáticamente un aumento del nivel de motivación, interés y felicidad, a la vez que una disminución del nivel de información "inútil" que no usaríamos nunca en nuestra vida. Lo que se traduciría en una población menos "culta" o menos llena de información "inútil" y más experta, profesional en su ámbito y feliz.

A continuación he realizado un supuesto en el que una persona cualquiera va superando los conocimientos en determinadas áreas. Dichos conocimientos aparecen ordenados de menor a mayor dificultad y, para dar una impresión, no es necesario que dicha progresión de la dificultad sea totalmente estricta a como lo es en nuestras aulas:
En VERDE los conocimientos que se superan sin dificultad.
En NARANJA los conocimientos que empiezan a presentar dificultades.
En ROJO los conocimientos que producen desmotivación y frustración por su dificultad para superarlos.
El NEGRO representa los conocimientos posteriores que se deberían dejar de impartir debido al riesgo de fracaso para superarlos y todo lo negativo que ello conllevaría.
En el ejemplo se aprecia como esta persona, en el caso de las artes, ha empezado a tener dificultades con las técnicas de dibujo, y el hiperrealismo ha sido el punto que le ha supuesto casi el fracaso, punto en el que dejamos de profundizar en ese área.
En cambio, vemos como en ciencias y educación física supera con éxito todos los conocimientos y está más que preparado para seguir desarrollándolos. Esto no significa que no llegue el momento en el que se encuentre una dificultad, pero sí nos da información de que para esas materias tiene mayor facilidad, motivación e interés, por lo que debemos aprovechar esa situación para aumentar la profundidad y dificultad de la información que se imparte. 

Esta persona podría llegar a ser un gran médico, un científico, un físico, un deportista... El mismo sujeto irá descubriendo por sí mismo y gracias al maestro que le guía en el proceso si definitivamente su futuro se declinará por la rama de las ciencias o de la educación física. 
Lo que está claro es que esta persona disfrutará su proceso de crecimiento personal y profesional debido a que a lo largo del mismo estará aprendiendo, descubriendo y estudiando sobre temas que le interesan y le motivan.

Porque al fin y al cabo... ¿de qué le sirve a este posible profesional de la rama de las ciencias o la educación física aprender a tocar un instrumento o pintar cuadros? Sin duda, desde un punto de vista profesional, son conocimientos que le servirían de muy poco. ¿Pero sabéis qué es lo mejor de todo esto? Que en cualquier momento de su vida, gracias a los tiempos en que vivimos, donde podemos acceder a cualquier tipo de información con extrema facilidad, podrá aprender a tocar un instrumento o profundizar en la historia del arte.

En el sistema educativo que conocemos, las probabilidades de fracaso escolar y abandono debido a la frustración y desmotivación que provoca son tan altas que nadie sabe si esta persona podría haberse convertido en un gran profesional de su ámbito algún día.

Currículum cerrado... Cerebros repetidos
Currículum flexible... Cerebros originales
Compartir:

viernes, 21 de julio de 2017

La Educación es...

La educación ocurre.
Nace. 
Nació en la primera sonrisa de un niño.
Y se quedó a vivir en el corazón de su madre.
Y ahí ocurrió un nuevo pensamiento:
Que el mundo podía ser mejor.
Y la educación se vistió de abrazo. 
De un «gracias».
De un «lo siento».
De un «todo irá bien».
Se visitó de madre soltera con dos trabajos.
Dos niños.
Y tiempo para montar la mejor navidad que haya existido.

La educación ocurre.
Ocurre en el oxígeno que tomas para seguir.
En la orilla del río en la que te detienes a descansar. 
En tus labios cuando se juntan y dicen: ma-má.

La educación eres tú. 
Eres tú a los dos años creando tu primer dibujo.
Es cada trazo. Cada color.
Eres tú si no callas.
Si protestas.
Si vives batallando.
Porque entonces ya estarás salvando al mundo. 

La educación es.
Es cuando se viste de arma y, sin causar ninguna baja, acaba venciendo.

La educación es no darte por vencido. 
Aunque el aire asfixie.
Aunque duela el mundo.

La educación es si tú amas.
Porque la Tierra amará contigo.
Y se hará la última revolución que nos queda.
Y la educación será, al fin, el mayor acto subversivo. 


Debo agradecer esta obra de arte a un gran amigo y mejor poeta Pedro Teruel. Muchísimas gracias por acceder a realizar esta colaboración. Por favor, pasaos por su Facebook y su Instagram y no dudéis en seguirlo. Es capaz de romper sentimientos como nadie.
Compartir:

sábado, 15 de julio de 2017

El cambio educativo, ¿se puede llevar a cabo?

¿Realmente se puede cambiar el sistema educativo?, ¿está la sociedad preparada para ello?, ¿qué tiene que ocurrir para que se dé dicha transformación?.

Para empezar, es necesario analizar en qué monento nos encontramos y, como siempre, desde mi punto de vista.
Las personas somos cada vez más conscientes de la situación, más conscientes de que la educación tradicional no es el mejor método para aprender, queremos una mejor enseñanza para nuestros hijos. 

La parte triste de esto es que, por desgracia, aunque haya un pequeño avance, aunque nuestra generación y las que vienen empiecen a creer más firmemente en una forma diferente de educar, no es suficiente.

El mayor problema es el escaso valor social que tiene tanto la profesión como la misma palabra "educación". Es imposible que una ocupación que sigue siendo tan infravalorada, llegue a adquirir la importancia que merece o realmente tiene.

Por lo tanto, podemos afirmar que para que se dé un cambio a gran escala, se requiere un nivel de conocimiento cultural en la mayor parte de la población, que ello permita entender cómo de importante es la educación para un país y su futuro, entonces, se debe dar un reconocimiento de que lo actual no es lo adecuado para la época en la que se vive y, a partir de ahí, el cambio sucede de manera natural, porque entonces, lo que sería un cambio si se produjese la semana que viene, sería, de otro modo, un paso más natural y fluido en una sociedad que ha absorbido esos conceptos como propios y naturales de su forma de pensar.

A lo largo de la historia, muchos de los cambios importantes se han producido así, de manera natural, por simple evolución social y cultural. Asimismo, también ha habido muchos otros que se han tenido que alcanzar de forma más revolucionaria. También es cierto que esta última forma de conseguir cosas han sido precedidas por una acumulación muy grande de tensión social, que se debe, de nuevo y en cierto modo, a una evolución socio-cultural que ha permitido la unión de las personas por un bien común.

En cualquiera de los casos, para que se dé un cambio educativo se requiere avanzar como sociedad. El modo de conseguir entonces lo que una sociedad desea, se improvisará en el momento.


Compartir:

jueves, 6 de julio de 2017

La Educación física no es deporte

Es bien conocida la creencia popular de que los niños en las clases de educación física tienen que hacer deporte e incluso se sustituye el nombre de la asignatura por "gimnasia". No siendo suficiente, esta es una de las materias menos valorada, sino la que menos. Es cierto que actualmente no tiene un enfoque intelectual, es cierto que es de las asignaturas que más disfrutan los niños y todo ello sumado al escaso conocimiento que tiene la mayoría de la gente sobre esta materia tan bonita e importante me llevan a aportar mi opinión sobre ella.

Yo soy maestro de Educación Primaria con Mención en Educación Física, y deporte es lo que menos trabajé en las horas prácticas de mis asignaturas en la facultad. En cambio, cuando las prácticas fueron en un colegio, los niños venían de haber jugado al fútbol y yo tenía que hacerles jugar al hockey (sí, unos papeles me obligaban, no había otra opción).

Según la OCDE, con datos de 2016, 1 de cada 10 niños padecen de sobrepeso (24% de las niñas y 26% de los niños). De la misma forma que en matemáticas te enseñan a realizar operaciones, y en lengua a leer, en educación física te deberían estar enseñando a cuidarte y a entender tu cuerpo; y por lo que reflejan esos datos, no lo estamos haciendo nada bien.
Aún podemos agradecer que está bastante extendido y de moda actualmente el hacer deporte, pero a su vez, por desgracia, no es más que eso, una moda. Es decir, no es un estilo de vida adquirido por el usuario.

Para mí, en las clases de Educación Física te deberían enseñar a conocer tu cuerpo y sus capacidades, saber cómo funciona por dentro y por fuera, concienciar de la importancia real que tiene la práctica frecuente de ejercicio físico, educar en una alimentación sana, y, además de todo esto, por supuesto, no se pueden dejar pasar todos aquellos temas que se relacionen o se hayan relacionado en algún momento de la historia con la actividad física: deportes, danzas, juegos tradicionales... Y todo esto, mediante juegos y siempre en movimiento a la vez que, por supuesto, se imparten clases más teóricas.

Puede sonar bien, pero por desgracia, con tan solo dos horas semanales de clases de educación física, no hay tiempo ni para cambiarse en el vestuario.


Compartir: